Nueva forma de tratar el glioblastoma



El Grupo de Telómeros y Telomerasa del Centro nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), dirigido por la doctora Blasco, ha desarrollado una nueva técnica mediante la cual se puede frenar el crecimiento de este tumor cerebral. 

Esta técnica consiste en modificar los telómeros de los cromosomas de las células cancerosas. 
Los telómeros son las estructuras terminales de los cromosomas, responsables de darle estabilidad al cromosoma y de asegurar una correcta división celular; por lo tanto, son importantes para la vida celular. 
Los telómeros son los responsables del envejecimiento del organismo, actuando como un reloj biológico celular, y con cada división celular su tamaño se acorta, dificultando dicha división, hasta que su tamaño es mínimo, imposibilitándola.
Las células cancerosas desarrollan un mecanismo que impide a los telómeros reducir su tamaño, permitiéndoles dividirse sin control alguno, siendo prácticamente inmortales. 

El equipo de la doctora Blasco, con estos datos en la mano, decidieron intentar frenar el crecimiento tumoral, mediante un estudio en ratones.  Observaron que una proteína que envuelve a los telómeros, la shelterina o TRF1, es la responsable de protegerlos y evitar su desnaturalización. Después de comprobar que esta proteína era común en humanos y ratones, mediante métodos de ingeniería genética, este equipo logró eliminar la shelterina y frenar radicalmente el crecimiento del tumor, aumentando significativamente la supervivencia. Eliminaron esta proteína tanto en casos en los que el tumor se estaba iniciando, como en casos en los que el tumor ya estaba formado. La supervivencia de los animales fue de 80% en el primer caso, y de un 33% en el segundo.

Una vez obtenidos estos resultados, los especialistas decidieron implantar tumores humanos en los ratones, para observar si la efectividad de esta técnica también era posible en células humanas. 
Para medir los posibles efectos negativos que podría tener esta terapia, modificaron varios ratones genéticamente y los siguieron desde el nacimiento. 
El equipo no encontró ningún efecto secundario al bloqueo de la proteína sobre las capacidades neuromusculares, olfativas o de memoria en los ratones. 

Según la directora del equipo, esta es una nueva ventana terapéutica para abordar el glioblastoma.

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